A los 30 días del mes setiembre de 2018, la Comisión de Ética de la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Trabajo Social (FAAPSS), pronuncia su profundo repudio y rechazo a las recientes declaraciones de la trabajadora social Carolina Píparo, actualmente diputada provincial de la Provincia de Buenos Aires por Cambiemos, respecto de las poblaciones que deben recurrir a comedores comunitarios para garantizar su subsistencia más básica: “esto es una experiencia hermosa para todas las personas que concurren, es salir a comer a un restaurante y que la gente que te sirve sean personas que se preocupen por hacer de cada noche un evento social donde el que está solo come acompañado (…) lo viven como un día de unión y celebración”.
Según estos insultantes dichos de la colega Trabajadora Social y Diputada provincial, tener que recurrir a un comedor para cubrir las necesidades alimentarias mínimas e indispensables para la sobrevivencia es una gran oportunidad social para aquellos sectores del pueblo con hambre. Estos dichos en boca de un ciudadano/a común pueden ser atribuibles a la ignorancia, pero en boca de una trabajadora social solo pueden ser comprendidos como producto de un cínico romanticismo comunitarista, que invisibiliza que el actual resurgimiento de los comedores comunitarios es una de las más crueles expresiones sociales de las políticas económicas neoliberales de ajuste y concentración de la riqueza socialmente producida por el pueblo argentino. En efecto, asistimos a la imposibilidad de un vasto y creciente sector de la población para cubrir sus necesidades alimentarias más elementales por no tener acceso a un nivel de ingresos que permita costear, al menos, la alimentación básica de su grupo familiar.
Recurrir a comedores comunitarios es la expresión de la pérdida de toda oportunidad social. De allí que las expresiones de Píparo son éticamente incompatibles con su condición de profesional de Trabajo Social, son insultantes a las poblaciones que lamentablemente deben recurrir sin otra opción a estos comedores y son lesivos de los principios éticos que rigen la profesión y de los derechos humanos más básicos, expresados como derecho a la alimentación y al trabajo.